Bajo lo que podíamos denominar "poesía ilustrada", Maldomado, como artista plástico, acompaña cada uno de sus versos con una imagen. Sus poemas son cuadros escritos, llenos de imágenes y símbolos, que pasan por el alma del lector como diapositivas dialogadas.
De esta manera, el conjunto de significados son provocados por la unión de las dos partes, recibir el arte a través de dos vías diferentes y mezcladas, para llegar a la idea que el autor desea transmitir o que el lector-espectador perciba. En este libro podemos encontrar textos desde principios de los noventa hasta hoy, sin embargo, este tiempo permanece mezclado entre sus páginas. Tanto su obra pictórica como literaria, se basa en una versión de la vida y del ser humano trágico-cómica. Este punto de vista mantendrá todos nuestros pensamientos concentrados entre sus hojas durante el viaje sensorial y polémico que nos ofrece, que jamás nos dejará impasibles.
Su nombre artístico es Emilio Maldomado y haciéndole honores huye de convencionalismos y encasillamientos. Es algo así como un potro cimarrón que se niega a ser 'domado'. Pero esa decisión personal no quiere decir que este pintor linarense no sepa por dónde discurre el arte y la creatividad.
Emilio Maldomado (Emilio Maldonado Poyatos) es consciente de que su obra se vende poco, aunque sí lo suficiente como para cubrir sus necesidades básicas elementales. Eso es lo que él dice, pero la realidad es que su obra está muy bien cotizada. No obstante, Maldomado lleva una vida austera en la Estación Linares-Baeza, sin excesos de ningún tipo, y sus caprichos no van más allá de tener lo suficiente para comprarse una cerveza y materiales para pintar. Esa forma de vida le permite hacer lo que realmente quiere en el mundo del arte, sin desviarse un ápice de su trayectoria. El resultado es una obra coherente en el fondo y en la forma, que se adentra por los terrenos del expresionismo y, hasta cierto punto, del simbolismo y de la pintura conceptual. Algunos de sus cuadros son auténticas esculturas en relieve.
Pero, lo más importante sin duda, es que Maldomado tiene un lenguaje propio y una manera de decir las cosas con su pintura, y eso, como se suele decir, son palabras mayores, pues sabe muy bien donde pisa, lo que hace, lo que quiere y a dónde va. Posee una sólida formación artística. Cursó escultura experimental con Miguel Moreno en la Escuela de Artes y Oficios; se licenció en Bellas Artes en Granada; en Madrid estudió talla en madera con Benito Prieto, y completó su formación en Inglaterra en la Escuela de Arte y Diseño. Estos días expone en el Campus de Las Lagunillas de la Universidad de Jaén una veintena larga de sus obras más recientes, en las que emplea técnica mixta en el más amplio sentido del término.
Técnica mixta. Maldomado utiliza, además de acrílico y óleo, elementos variopintos en lo que se conoce por reciclado como semillas, pasta de papel, barnices, madera, hasta dos tortugas disecadas. “He puesto una tortuga en cada ojo en el cuadro que he titulado De mirada lenta. Las tenía en mi casa, se escaparon y se murieron, cuando las encontré estaban secas”, comenta el pintor linarense, de esta forma escueta, el malogrado y, a la vez, glorioso final de los quelonios. Pinta con la idea de diálogo.
“Lo que pretendo es que cada persona que observa uno de mis cuadros pueda ver algún aspecto de su propia vida. Si por ejemplo yo hablo del dolor, cada persona tiene su propio dolor particular. Yo intento hacer una imagen más universal del dolor para que cada uno pueda acercarse a ese cuadro con su propia experiencia”, explica. También expresa protesta e inconformismo, que se plasma en títulos como Los políticos me molestan, La voz de la conciencia o Los insectos y yo. Respecto a este último título pictórico aclara: “Cada uno tenemos nuestros propios insectos”.
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Biografía
Bajo lo que podíamos denominar "poesía ilustrada", Maldomado, como artista plástico, acompaña cada uno de sus versos con una imagen. Sus poemas son cuadros escritos, llenos de imágenes y símbolos, que pasan por el alma del lector como diapositivas dialogadas.
De esta manera, el conjunto de significados son provocados por la unión de las dos partes, recibir el arte a través de dos vías diferentes y mezcladas, para llegar a la idea que el autor desea transmitir o que el lector-espectador perciba. En este libro podemos encontrar textos desde principios de los noventa hasta hoy, sin embargo, este tiempo permanece mezclado entre sus páginas. Tanto su obra pictórica como literaria, se basa en una versión de la vida y del ser humano trágico-cómica. Este punto de vista mantendrá todos nuestros pensamientos concentrados entre sus hojas durante el viaje sensorial y polémico que nos ofrece, que jamás nos dejará impasibles.
Su nombre artístico es Emilio Maldomado y haciéndole honores huye de convencionalismos y encasillamientos. Es algo así como un potro cimarrón que se niega a ser 'domado'. Pero esa decisión personal no quiere decir que este pintor linarense no sepa por dónde discurre el arte y la creatividad.
Emilio Maldomado (Emilio Maldonado Poyatos) es consciente de que su obra se vende poco, aunque sí lo suficiente como para cubrir sus necesidades básicas elementales. Eso es lo que él dice, pero la realidad es que su obra está muy bien cotizada. No obstante, Maldomado lleva una vida austera en la Estación Linares-Baeza, sin excesos de ningún tipo, y sus caprichos no van más allá de tener lo suficiente para comprarse una cerveza y materiales para pintar. Esa forma de vida le permite hacer lo que realmente quiere en el mundo del arte, sin desviarse un ápice de su trayectoria. El resultado es una obra coherente en el fondo y en la forma, que se adentra por los terrenos del expresionismo y, hasta cierto punto, del simbolismo y de la pintura conceptual. Algunos de sus cuadros son auténticas esculturas en relieve.
Pero, lo más importante sin duda, es que Maldomado tiene un lenguaje propio y una manera de decir las cosas con su pintura, y eso, como se suele decir, son palabras mayores, pues sabe muy bien donde pisa, lo que hace, lo que quiere y a dónde va. Posee una sólida formación artística. Cursó escultura experimental con Miguel Moreno en la Escuela de Artes y Oficios; se licenció en Bellas Artes en Granada; en Madrid estudió talla en madera con Benito Prieto, y completó su formación en Inglaterra en la Escuela de Arte y Diseño. Estos días expone en el Campus de Las Lagunillas de la Universidad de Jaén una veintena larga de sus obras más recientes, en las que emplea técnica mixta en el más amplio sentido del término.
Técnica mixta. Maldomado utiliza, además de acrílico y óleo, elementos variopintos en lo que se conoce por reciclado como semillas, pasta de papel, barnices, madera, hasta dos tortugas disecadas. “He puesto una tortuga en cada ojo en el cuadro que he titulado De mirada lenta. Las tenía en mi casa, se escaparon y se murieron, cuando las encontré estaban secas”, comenta el pintor linarense, de esta forma escueta, el malogrado y, a la vez, glorioso final de los quelonios. Pinta con la idea de diálogo.
“Lo que pretendo es que cada persona que observa uno de mis cuadros pueda ver algún aspecto de su propia vida. Si por ejemplo yo hablo del dolor, cada persona tiene su propio dolor particular. Yo intento hacer una imagen más universal del dolor para que cada uno pueda acercarse a ese cuadro con su propia experiencia”, explica. También expresa protesta e inconformismo, que se plasma en títulos como Los políticos me molestan, La voz de la conciencia o Los insectos y yo. Respecto a este último título pictórico aclara: “Cada uno tenemos nuestros propios insectos”.