Ángel Villán (1986, Madrid), especializado profesionalmente dentro del sector tecnológico e informático, empezó como reto personal la publicación de un largo relato serial en internet. Cuatro años después vería publicada su obra, Infectus, llevada al papel (Editorial Séneca, 2010 y 2012).
Previamente ya había publicado la introducción de la novela, en forma de relato corto, dentro de la Antología Z (Dolmen, 2010); consiguiendo poco después ingresar en Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror. También ha aparecido en diversas antologías como Taberna Espectral (23 Escalones, 2010) y, de nuevo, en la Antología Z volumen 3 (Dolmen, 2011), Legendarium (Nowtilus), así como en la participación en distintos jurados y otras antologías gratuitas.
En el día más castizo de la capital española, Ángel Villán asomaba los morros hace un cuarto de siglo para años después especializarse profesionalmente dentro del sector tecnológico e informático. Si después de un pequeño juego de narrativa en su blog le hubiesen dicho que acabaría publicando novelas, se hubiera echado a reír. Como muchas otras aficiones, la escritura nació como mezcla de desafío y entretenimiento, hasta convertirse en una parte indispensable de su vida. Sin más antecedentes, en 2006 comenzó a publicar en internet un relato de muertos vivientes donde él mismo descubría qué sucedía entrega tras entrega. Cuatro años después, tras años de publicación online, revisiones, publicaciones de relatos cortos y seguidores de las puntuales entregas, pondría el punto final con un correo de una editorial interesada en su publicación en papel. Unas semanas después ingresaría en Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror. Ahora, decidido a sumergirse de lleno en el placer de la escritura, dedica sus esfuerzos en plasmar los mundos liberados en su imaginación. Devora ávidamente toda clase de cine y literatura de terror y ciencia ficción, aunque no puede evitar decantarse por el género post-apocalíptico. Amante del cómic que va más allá de los superhéroes, de la buena música rock y ávido consumidor de series extranjeras, intenta compaginar otra docena más de aficiones y actividades en un insuficiente tiempo libre.
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Biografía
Ángel Villán (1986, Madrid), especializado profesionalmente dentro del sector tecnológico e informático, empezó como reto personal la publicación de un largo relato serial en internet. Cuatro años después vería publicada su obra, Infectus, llevada al papel (Editorial Séneca, 2010 y 2012).
Previamente ya había publicado la introducción de la novela, en forma de relato corto, dentro de la Antología Z (Dolmen, 2010); consiguiendo poco después ingresar en Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror. También ha aparecido en diversas antologías como Taberna Espectral (23 Escalones, 2010) y, de nuevo, en la Antología Z volumen 3 (Dolmen, 2011), Legendarium (Nowtilus), así como en la participación en distintos jurados y otras antologías gratuitas.
En el día más castizo de la capital española, Ángel Villán asomaba los morros hace un cuarto de siglo para años después especializarse profesionalmente dentro del sector tecnológico e informático. Si después de un pequeño juego de narrativa en su blog le hubiesen dicho que acabaría publicando novelas, se hubiera echado a reír. Como muchas otras aficiones, la escritura nació como mezcla de desafío y entretenimiento, hasta convertirse en una parte indispensable de su vida. Sin más antecedentes, en 2006 comenzó a publicar en internet un relato de muertos vivientes donde él mismo descubría qué sucedía entrega tras entrega. Cuatro años después, tras años de publicación online, revisiones, publicaciones de relatos cortos y seguidores de las puntuales entregas, pondría el punto final con un correo de una editorial interesada en su publicación en papel. Unas semanas después ingresaría en Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror. Ahora, decidido a sumergirse de lleno en el placer de la escritura, dedica sus esfuerzos en plasmar los mundos liberados en su imaginación. Devora ávidamente toda clase de cine y literatura de terror y ciencia ficción, aunque no puede evitar decantarse por el género post-apocalíptico. Amante del cómic que va más allá de los superhéroes, de la buena música rock y ávido consumidor de series extranjeras, intenta compaginar otra docena más de aficiones y actividades en un insuficiente tiempo libre.