El escultor Verdiguier
Autor: Antonio Gómez Guillamón .
Esta obra es el estudio de la figura del escultor de este nombre y su obra, nacido, al parecer en un pueblecito de Toulon (Francia) hacia 1713, que llegó a Córdoba desde la Provenza en la oleada de artistas que, tras el terremoto de Lisboa de 1755 y gracias al asentamiento de la dinastía borbónica después de la la Guerra de los Treinta Años, se instalaron a lo largo de toda la geografía española.
Información adicional
Autor | |
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ISBN | 978-84-937331-9-3 |
Número de páginas | 178 |
Dimensiones | 15×21 |
Encuadernación | Rústica fresada con solapas |
Fecha de publicación | 2012 |
Editorial | Séneca |
Distribuidores | Distribuciones Dharana Press |
Formato |
10,00 €
Hay existencias
Descripción
Esta obra es el estudio de la figura del escultor de este nombre y su obra, nacido, al parecer en un pueblecito de Toulon (Francia) hacia 1713, que llegó a Córdoba desde la Provenza en la oleada de artistas que, tras el terremoto de Lisboa de 1755 y gracias al asentamiento de la dinastía borbónica después de la la Guerra de los Treinta Años, se instalaron a lo largo de toda la geografía española.
Tras una brillante trayectoria en tierras francesas, fundamentalmente en Toulon y Marsella, Verdiguier recaló en Córdoba en 1763, donde ya se encontraba su paisano, el arquitecto Baltasar Devrenton, y a partir de entonces, protegido inicialmente por el obispo Martín de Barcia, llevaría a cabo una intensa labor en el campo de la escultura, formando un taller que dirigió hasta 1791. Tuvo proyección en ciudades como la propia Córdoba, Jaén o Granada, y en diferentes pueblos como Lucena, Luque o La Rambla, siendo continuado en el siglo XIX por su hijo Luis.
Verdiguier es conocido fundamentalmente por la creación de los púlpitos de la Catedral cordobesa o por el Triunfo de San Rafael ubicado junto a la misma, ignorándose por lo general que también intervino en el Sagrario de la de Jaén, o en la fachada y algunas capillas laterales de la de Granada, plasmando en ellas lo mejor de su arte, que tuvo su fuente de inspiración en el llamado barroco romano y en los nuevos ideales clásicos de las Academias, siendo él mismo hasta su muerte director emérito de la de Marsella.
El libro es una inteligente adaptación de la misma con objeto de su máxima difusión entre el público no experto. Ha sido editado por la EDITORIAL SÉNECA como número dos de su Colección arte y artistas que dirige José María Palencia Cerezo, Asesor Técnico de Investigación del Museo de Bellas Artes de Córdoba.
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