Malva Larios recoge mis dos apellidos con la intención de no renunciar a ninguno de ellos. Mis raíces, distintas y dispares, son ambas necesarias para entender quién soy. Nací un miércoles 12 de un mes de primavera. Me crié entre música y libros y no concibo mi vida sin ellos. Soy una geminiana de manual, volátil, dispersa… y en ocasiones, despistada hasta rozar lo cómico.
Escribo, canto, toco, sueño, pero lo que más me gusta es vivir: saborear un helado de chocolate, bañarme en el mar, reírme hasta que me duela la tripa.
Fui una madre poco convencida y tardía, pero muero de amor cada vez que mi hijo me mira, me sonríe o me regala un beso. Ya ves, soy irremediablemente imperfecta. Curiosa y demasiado nostálgica. Me gusta coleccionar recuerdos y momentos. Me encanta jugar y tentar a la suerte en las pequeñas cosas (las grandes las dejo para los valientes). Me chifla jugar a leerte la mente, saber lo que sientes y piensas, así que no pierdas el tiempo hablándome de vidas ajenas a no ser que sirva de algo.
La política o el circo en el que se ha convertido me importan muy poco. Un mundo sin dinero sería, sin duda, un mundo mejor. Sí, afortunadamente aún a mi edad creo en ese tipo de cuentos. Mi lema es: “vive y deja vivir”. Detesto la violencia y la barbarie disfrazada de ideologías, sin importar éstas de qué lado estén. No creo en las verdades absolutas y considero que TODO es relativo y subjetivo.
Podría escribir mucho más de mí, pero será mejor que me leas. Tócalo, huélelo, y ya es cosa tuya si también te lo quieres comer. Es tuyo. Es nuestro. Disfrútalo.
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Biografía
Malva Larios recoge mis dos apellidos con la intención de no renunciar a ninguno de ellos. Mis raíces, distintas y dispares, son ambas necesarias para entender quién soy. Nací un miércoles 12 de un mes de primavera. Me crié entre música y libros y no concibo mi vida sin ellos. Soy una geminiana de manual, volátil, dispersa… y en ocasiones, despistada hasta rozar lo cómico.
Escribo, canto, toco, sueño, pero lo que más me gusta es vivir: saborear un helado de chocolate, bañarme en el mar, reírme hasta que me duela la tripa.
Fui una madre poco convencida y tardía, pero muero de amor cada vez que mi hijo me mira, me sonríe o me regala un beso. Ya ves, soy irremediablemente imperfecta. Curiosa y demasiado nostálgica. Me gusta coleccionar recuerdos y momentos. Me encanta jugar y tentar a la suerte en las pequeñas cosas (las grandes las dejo para los valientes). Me chifla jugar a leerte la mente, saber lo que sientes y piensas, así que no pierdas el tiempo hablándome de vidas ajenas a no ser que sirva de algo.
La política o el circo en el que se ha convertido me importan muy poco. Un mundo sin dinero sería, sin duda, un mundo mejor. Sí, afortunadamente aún a mi edad creo en ese tipo de cuentos. Mi lema es: “vive y deja vivir”. Detesto la violencia y la barbarie disfrazada de ideologías, sin importar éstas de qué lado estén. No creo en las verdades absolutas y considero que TODO es relativo y subjetivo.
Podría escribir mucho más de mí, pero será mejor que me leas. Tócalo, huélelo, y ya es cosa tuya si también te lo quieres comer. Es tuyo. Es nuestro. Disfrútalo.